Rodilla

Rodilla

Las lesiones de la rodilla han adquirido una importancia creciente debido a que  se ha aumentado la práctica deportiva recreativa y de competición,  y a la complejidad de la biomecánica que tiene.

Se dan con gran frecuencia debido a una falta de prevención, y conocer cuáles son las más frecuentes y por qué se presentan ayudará a evitarlas.

MENISCOS

Menisco Menisco

Los meniscos son dos fibrocartílagos en forma de semiluna que se sitúan entre el fémur y la tibia para aumentar la congruencia articular, facilitar el movimiento, favorecer el reparto de cargas  y absorber choques.

Las roturas meniscales son muy frecuentes y se conocen mucho mejor desde que se diagnostican y tratan por artroscopia. Se pueden dividir las roturas en traumáticas y en degenerativas. Las primeras son las típicas del deporte, aunque pueden producirse en cualquier movimiento de flexión y torsión de la rodilla. Son lesiones comunes en actividades profesionales como mineros (trabajos de rodillas de forma prolongada), mecánicos, etc…

En deportes como fútbol, baloncesto, balonmano, tenis y muchos más, la rotura de un menisco se asocia con frecuencia a lesiones de ligamentos, especialmente esguinces del ligamento lateral interno y rotura del ligamento cruzado anterior.

La rotura degenerativa es más frecuente en personas por encima de los cuarenta años, que sin hacer deporte, van deteriorando el menisco, generalmente el interno, provocando en algunas ocasiones roturas que dan lugar a síntomas, como dolor nocturno al girar la pierna, al estar mucho sentado o de pie, imposibilidad para arrodillarse o ponerse en cuclillas, y otros.

Las roturas meniscales agudas provocan dolor, inflamación y derrame articular, dificultad para flexionar o extender completamente la rodilla, e imposibilidad para realizar algunas actividades deportivas o recreativas.

Artroscopia de rodilla

En la fase aguda de dolor e inflamación las recomendaciones incluyen el reposo, un vendaje o rodillera elástica, el frío local, y la toma de analgésicos o antiinflamatorios.
Una vez confirmada la gravedad de la lesión se propone el tratamiento definitivo, que en lesiones meniscales completas y sintomáticas es siempre quirúrgico.

Actualmente la meniscectomía parcial por artroscopia es la intervención más habitual para tratar las roturas del menisco. Se intenta resecar la menor cantidad posible de menisco siempre dejando un borde regularizado y estable.

En algunas roturas recientes, en gente joven y que afectan a la parte periférica del menisco (zona vascular), se puede suturar para evitar una extirpación prácticamente total del mismo.

La vuelta al deporte y la actividad normal depende del tipo de rotura, de su tamaño y de las lesiones asociadas. En meniscectomías simples de la parte posterior del menisco la recuperación es rápida, caminando con normalidad en pocos días. En las suturas meniscales se limita la movilidad articular durante las primeras semanas y la rehabilitación es más lenta.

Se prefiere que el ejercicio inicial no implique carga, de modo que la bicicleta y la piscina son lo más recomendado. Deportes de carrera y giro deben esperar entre 6 y 12 semanas para ser practicados.

Tratamiento mediante artroscopia
Meniscectomía
Resección (parcial o subtotal) en función de la lesión.
Meniscectomía
Sutura meniscal
Se realizan cuando la lesión se sitúa en zona vascular (zona que puede cicatrizar).
Suturas Meniscales
Implantes meniscales. Implantes artificiales indicados en casos de meniscectomias amplias que den clínica.
Implantes meniscales

 

LIGAMENTOS

Su lesión provoca inestabilidad que puede ser anterior o posterior dependiendo de que  la lesión sea del ligamento cruzado anterior o ligamento cruzado posterior. La cirugía que se realiza es mediante artroscopia: Plastia de ligamento cruzado anterior y posterior.
Se realizan mediante sistemas anatómicos de fijación y con autoinjerto (tendones de pata de ganso o hueso-tendón-hueso) o aloinjerto (tendones de donante).

Ligamentos y meniscos

 

Rotura del Ligamento Cruzado Anterior de la Rodilla

Los ligamentos cruzados de la rodilla son dos estructuras ligamentosas localizadas dentro de la articulación, uniendo fémur y tibia, para dar estabilidad sobre todo en la dirección anteroposterior de un hueso sobre el otro. El ligamento cruzado anterior (LCA) y ligamento cruzado posterior (LCP). La incidencia de rotura de LCA es de dos a seis veces mayor en mujeres dependiendo del deporte. Este mayor riesgo en mujeres se atribuye a varios factores, incluyendo el eje mecánico de la pierna, la anchura de la escotadura en la rodilla, factores hormonales y control neuromuscular.

Rotura ligamento cruzado anterior

La rotura de LCA (ligamento cruzado anterior) aumenta de forma significativa el riesgo de desarrollar artrosis prematura. Se estima que un 50% de los pacientes que se rompen el LCA desarrollan artrosis entre los diez y veinte años desde la lesión.

Los ligamentos cruzados son fundamentales para la correcta cinemática/ movimiento de la rodilla. El LCA se lesiona con mucha frecuencia debido a traumatismos de la rodilla provocados sobre todo por deportes que implican giro con el pie apoyado tales como el fútbol, baloncesto, balonmano, esquí, etc… También se lesiona en deportes de lucha como el judo, y en motocross o trial cuando se hace un apoyo brusco del pie en el suelo.

Ligamento cruzado anterior

La mayoría de las veces lo que se produce es una rotura completa del ligamento, que se desinserta o rompe en su inserción femoral o proximal. El ligamento pierde su función de estabilizar la rodilla en ciertos movimientos.

En muchas ocasiones la lesión del LCA se asocia a lesiones del ligamento lateral interno, casi siempre esguinces sin rotura completa, de lesiones meniscales, y de contusiones óseas en la zona externa de fémur y tibia.

Rotura ligamento colateral

Los pacientes generalmente describen un mecanismo de lesión sin contacto por torsión de la rodilla con el pie fijo en el suelo. Refieren un chasquido en la rodilla, ésta se hincha rápidamente como consecuencia del sangrado por rotura de los vasos sanguíneos del LCA y son incapaces de continuar con su actividad deportiva.

En episodios agudos (que en urgencias suelen diagnosticarse como un esguince de rodilla), se produce inflamación y derrame articular.

Conviene inicialmente inmovilizar al menos parcialmente la rodilla, con ortesis rectas mejor, aplicar frío, tomar alguna medicación analgésica o antiinflamatoria y evidentemente reposar.

No es urgente la realización de la cirugía del ligamento cruzado anterior pero es importante que antes de la cirugía no se realice ninguna actividad que implique cambios de dirección, recortes, saltos y pivote.

Las lesiones asociadas meniscales o del cartílago  ensombrecen el pronóstico tras la cirugía en las roturas antiguas del ligamento cruzado anterior.

En pacientes jóvenes y activos el tratamiento de elección es el quirúrgico, realizándose reconstrucción del mismo, puesto que el roto no cicatriza. Las diferentes técnicas que se realizan hoy en día son todas asistidas por artroscopia. El nuevo ligamento se forma con tendones propios del paciente (autoinjerto) o de un donante (aloinjerto). Pueden usarse tendones de la pata de ganso (isquiotibiales),  el tercio central del tendón rotuliano o tendón de Aquiles.

Operación rodilla

Los resultados clínicos son similares, y la selección del injerto se realiza dependiendo de factores del paciente como el peso, el eje de la extremidad y la actividad deportiva que se realice.

Una anamnesis (encuesta) y exploración física cuidadosa, llevan habitualmente al diagnóstico de una lesión del LCA sin necesidad de realizar ninguna otra prueba. La lesión aislada del LCA ocurre sólo en el 10% de los casos y las pruebas diagnósticas son útiles para estudiar las lesiones asociadas (cartílago, meniscos,..).

Fisioterapia rodilla

La mayor parte de los pacientes con un LCA roto pueden caminar normalmente y realizar actividades lineales como correr y andar en bicicleta.

La cirugía está indicada si el paciente refiere inestabilidad en las actividades del día a día o quiere retomar actividades que impliquen cambios de dirección saltos y giros como el fútbol, baloncesto, balonmano, tenis, pádel, esquí, etc.

 

Tras la cirugía al mes y medio/dos meses se debe estar caminando sin muletas y haciendo bicicleta, a los tres meses footing y a los 5 o 6 meses actividades que impliquen giros, saltos y cambios bruscos de dirección.

En pacientes muy jóvenes en los que es difícil controlar su actividad, el retraso de la cirugía habitualmente conduce a múltiples lesiones asociadas y a un peor pronóstico por la inestabilidad de la articulación.

Se intervenga o no quirúrgicamente, el manejo inicial de una lesión del LCA debe estar enfocado a reducir la tumefacción (con reposo, frío, compresión, elevación de la extremidad y antiinflamatorios no esteroideos), recuperar la movilidad de la rodilla, reiniciar el control del cuádriceps y restaurar un patrón de marcha normal (reeducación de la marcha). Normalmente estos objetivos se consiguen a las dos o cuatro semanas de la lesión.

La rotura de la plastia de LCA ocurre en un 3.6% de los casos, que es un riesgo muy parecido al riesgo de romperse el LCA de la otra rodilla (3%).

El riesgo de desarrollar artrosis es mayor cuando hay lesiones asociadas meniscales o del cartílago y en los pacientes jóvenes se suturan los meniscos rotos siempre que sea posible.

La decisión de permitirle volver al deporte de competición se basa en criterios de tiempo transcurrido desde la cirugía, estabilidad y fuerza.

La prevención primaria se dirige a un programa  de entrenamiento neuromuscular que incluye pliometría ( entrenamiento físico que se lleva a cabo con el objetivo de lograr que un deportista pueda concretar movimientos que resulten más veloces y con mayor potencia. Esta técnica  suele emplearse en aquellas disciplinas que requieren de fuerza y velocidad basado en el uso de estiramiento muscular justo antes de la contracción rápida), equilibrio y ejercicios de potenciación.

Deportista

Este programa ha demostrado ser eficaz en disminuir las roturas del LCA.

Si no existen otras lesiones asociadas, y el paciente no es deportista habitual, se puede optar por un tratamiento conservador, ya que la rotura aislada del LCA no da dolor y permite una recuperación a la vida cotidiana en unas semanas. Sin embargo deberá fortalecerse mucho el cuádriceps para evitar fallos e inestabilidad de la misma en la vida normal, y se restringiran deportes de riesgo para la articulación, es decir, todos aquellos que impliquen movimientos de giro o frenadas bruscas.
En definitiva se podría recuperar una vida normal, incluso hacer bicicleta, piscina y gimnasio sin operarse el ligamento cruzado, pero no se debería practicar deportes como fútbol, baloncesto, balonmano, etc…

Algunos pacientes juegan al pádel o esquían tras la lesión, pero es poco probable hacerlos a cierto nivel sin recuperar la estabilidad perdida con la rotura del ligamento.

 

Rotura del Ligamento Cruzado Posterior de la Rodilla

El ligamento cruzado posterior (LCP) se lesiona en caídas sobre la rodilla con golpe directo en su parte anterior o en accidentes de tráfico, al golpearse contra el salpicadero.

Las lesiones aisladas del LCP de la rodilla son poco frecuentes. A diferencia de lo que ocurre con el LCA de la rodilla, el tratamiento de una lesión aislada del LCP suele ser conservador y no quirúrgico. El LCP que suele sufrir una lesión intrasustancia (dentro del ligamento),  puede cicatrizar con el reposo inicial y recupera la función con ayuda de la rehabilitación, recuperándose la estabilidad.

Rotura ligamento cruzado posterior

En los casos en los que no se consigue mejorar la estabilidad con tratamiento conservador, si persiste la incompetencia del LCP, está indicada la intervención quirúrgica  para reconstruirlo, habitualmente con un injerto de tendón de Aquiles de un banco de huesos. Los resultados de esta cirugía son buenos puesto que el objetivo de restaurar la estabilidad se consigue en la mayoría de los casos.

RÓTULA

Condropatía rotuliana

Los problemas rotulianos provocan dolor en la rodilla, dificultad para arrodillarse, acuclillarse, subir o bajar escaleras y cuestas, saltar, correr o incluso caminar. El dolor anterior de rodilla es un síntoma muy frecuente y motivo de consultas, tratamientos médicos y de fisioterapia.

Condropatía rotuliana

El cartílago rotuliano tiene varios milímetros de espesor, y es el responsable de un mejor deslizamiento de la rótula con respecto al fémur y es una localización muy frecuente de lesiones. Son muchos los factores que pueden favorecen el desarrollo de problemas del cartílago rotuliano: traumatismos, inestabilidad o luxaciones rotulianas, debilidad muscular, alteraciones de la posición rotuliana con respecto al fémur, y algunos más.

El término de condromalacia rotuliana está en desuso en la comunidad médica puesto que es un término que hace referencia al debilitamiento del cartílago, que puede observarse a la palpación por artroscopia, y que se presenta en algunos de los pacientes con dolor anterior de rodilla, pero también en pacientes asintomáticos a pesar de dicho hallazgo.

El término de condropatía rotuliana, hace referencia a los diferentes grados de lesión del cartílago rotuliano. Existen cuatro grados de condropatía:

  • Grado I: Reblandecimiento del cartílago, se deprime al tacto, y no presenta fisuras.
  • Grado II: Fisuras de la superficie del cartílago superficiales.
  • Grado III: Fisuras del cartílago profundas.
  • Grado IV: Exposición del hueso subcondral. Pérdida del espesor total del cartílago

No existe siempre correlación entre el grado de condropatía y la intensidad de los síntomas, debido a la complejidad del funcionamiento de la rodilla.

Existen pacientes con grado I y gran incapacidad, y otros en los que se aprecia por casualidad un grado III o IV que no les provoca ningún problema.

El traumatólogo debe valorar cada caso, qué factores influyen, cuáles se pueden corregir de forma conservadora, y qué casos se beneficiarían del tratamiento quirúrgico por artroscopia.

El tratamiento conservador consiste fundamentalmente en la rehabilitación de la fuerza y equilibrio entre los diferentes grupos musculares que actúan sobre la rodilla. El programa de ejercicios de fortalecimiento, estiramientos y propiocepción debe ser vigilado por un fisioterapeuta que conozca bien esta patología.

Fisioterapia rodilla

A nivel médico se puede recomendar la suplementación oral con condroprotectores como el Sulfato de Glucosamina o Condroitina, que son componentes de la matríz extracelular del cartílago articular. En los casos que se presentan  molestias persistentes se puede realizar un tratamiento con infiltraciones de ácido hialurónico (AH) y en los casos de lesiones avanzadas del cartílago o pacientes en los que el tratamieto conservador no es suficiente, se puede indicar la realización de una artroscopia de rodilla.

En la condropatía grado IV (el mas avanzado) el tratamiento quirúrgico es controvertido. En los pacientes que presentan una úlcera condral focal (defecto de cartílago)  pueden emplearse  diferentes técnicas. Las microfracturas es una de ellas y es la técnica más sencilla,  pudiendo practicarse ante un caso en el que la lesión es un hallazgo en el momento de la artroscopia. Otros tratamientos más complejos serían el implante de un injerto osteocondral por mosaicoplastia, o el que cultivo de condrocitos autólogos.

Si el paciente lo que presenta es una artrosis de la articulación femoropatelar (pérdida generalizada del cartílago de la rótula y la tróclea femoral), las técnicas conservadoras pueden ser útiles. Si fracasan en el control del dolor la cirugía es más agresiva que en las condropatías.

En casos de mala evolución con medidas conservadoras y artrosis aislada de este compartimento de la rodilla puede implantarse una prótesis femoropatelar.

 

Luxación recidivante de rótula

La luxación rotuliana consiste en que la rótula se sale de su trayecto de movimiento en relación con algún traumatismo directo o indirecto. El traumatismo directo se relaciona con un contacto o golpe. Se habla de traumatismo indirecto cuando el propio paciente sufre una lesión al girar o hacer algún movimiento forzado.

Algunas personas tienen predisposición para sufrir una luxación rotuliana, debido a factores como debilidad e incoordinación muscular, laxitud ligamentosa y sobre alteraciones anatómicas de la tróclea femoral o la rótula.

Cuando se presenta un primer episodio de luxación rotuliana, se rompen los tejidos que se oponen a la dirección de la luxación. La rótula habitualmente se sale en sentido lateral, es decir hacia fuera de la rodilla, y por tanto las estructuras que se lesionan son las mediales. Entre los ligamentos de dicha zona, el que se ha visto que tiene una mayor importancia es el ligamento femoro-patelar interno (LFRI).

Además cuando la rótula se desplaza anormalmente en sentido lateral se pueden asociar lesiones en su cartílago articular o femoral o lesiones osteocondrales, que pueden requerir tratamiento quirúrgico de forma adicional.

La posibilidad de tener luxaciones sucesivas es alta sobre todo cuando existen factores favorecedores. Ante un primer episodio el tratamiento puede ser conservador, consistiendo en una inmovilización inicial que favorezca la cicatrización y no elongación de los tejidos blandos dañados, y una posterior rehabilitación.

Si existen lesiones articulares asociadas o el paciente es un deportista de alto nivel, el mejor tratamiento siempre será el quirúrgico.

A partir del segundo episodio, debe plantearse también como mejor opción en la mayoría de los casos el tratamiento quirúrgico. Debemos estudiar bien cuáles son los factores favorecedores en cada caso. Una técnica que cada vez se indica con más frecuencia es la reconstrucción del ligamento femoropatelar interno (LFRI) con injerto de tendón semitendinoso del mismo paciente.

Todas estas técnicas requieren de un proceso de rehabilitación posterior que puede ser de algunos meses hasta recobrar la movilidad y fuerza normal de la rodilla.

El índice de éxito es alto y mayor cuanto mejor se hayan evaluado y tratado todos y cado uno de los factores implicados en el problema de cada paciente.

 

Lesiones del tendón rotuliano

El tendón rotuliano o patelar es uno de los más potentes del cuerpo humano, Se considera como una parte del aparato extensor de la rodilla, Es una estructura fundamental para mantenernos de pie frente a la gravedad, necesario para caminar, correr y saltar.

Lesiones del tendón de rotuliano en los siguientes grupos:

  • Roturas del Tendón, suelen ser agudas, muy incapacitantes.
  • Tendinopatías/ tendinosis habitualmente se hacen crónicas. Están más en relación con el sobreuso, casi siempre en deportes en los que predomina la carrera y el salto.
  • Pacientes que han sido intervenidos del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) utilizando como zona de injerto el tercio central del tendón patelar (Técnica de HTH autólogo, hueso-tendón hueso). Son casos que deben evaluarse detenidamente para intentar resolver los problemas para arrodillarse o acuclillarse que en ocasiones presentan estos pacientes tiempo después de su operación del ligamento.

En la rotura del tendón rotuliano los desencadenantes no suelen ser traumatismos directos, sino que típicamente se debe a un gesto de contracción brusca excéntrica del cuádriceps que lo rompe debido a la fuerza ejercida. Cuando el tendón rotuliano se rompe, lo hace frecuentemente de forma completa. Lo más frecuente es que el paciente note un dolor fuerte y agudo y a partir de ese momento no se puede ni caminar. En pacientes de edad media es más frecuente la rotura del tendón del cuádriceps, es decir una rotura del aparato extensor por encima de la rótula.

Muchos de los deportistas que sufren esta grave lesión no tenían molestias en el tendón previamente. La mayoría hacen deporte los fines de semana o esporádicamente, pero no realizan un programa de fortalecimiento y estiramientos que previene, en cierto modo, esta patología.

Lesión rodilla

Existen algunos casos en los que la rotura no se detectó o trató adecuadamente inicialmente, les llamamos roturas crónicas, y la técnica quirúrgica es similar, siendo necesario en este caso con más frecuencia el uso de injertos o plastias con tendones.

Suelen ser en tendones que a veces tienen algún problema o están deteriorados. Que han sido infiltrados con sustancias como los corticoides, o pacientes que tienen un tratamiento prolongado con determinados fármacos (antibióticos del grupo de las quinolonas), que también deterioran la estructura del tendón y pueden facilitar su rotura. Además, pacientes diagnosticados de enfermedades como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico, pueden tener debilitados los tendones.

En los casos de tendinosis ( enfermedad del tendón) la franja de edad donde se ve esta patología es la a los 30-40 años, aunque la gente más joven también puede padecer esta patología. La prolongación de la actividad deportiva mas alla de los 40-50 años incrementan los índices de presentación. Suele ser consecuencia de esfuerzos físicos repetitivos que se producen tanto en deportes como en determinados trabajos. Se produce una inflamación/ degeneración del tendón por sobreuso.

Hay deportes que suponen un gran esfuerzo físico, con gestos bruscos de frenada o caída desde un salto. El balonmano, el tenis, el fútbol o el baloncesto, entre otros, son algunos de ellos. Por lo general, las tendinosis se solucionan con un tratamiento conservador, mientras que en las roturas de tendón rotuliano el tratamiento es siempre quirúrgico.

El tratamiento conservador consiste en bajar la actividad física, tomar antiinflamatorios, aplicarse hielo y realizar tratamiento fisioterápico.

La cirugía en la tendinosis se reserva para aquellos pacientes en los que ha fallado el tratamiento conservador.

LESIONES POR SOBRECARGA DEPORTIVA

Rodilla del corredor

Se presenta como consecuencia de una cinemática de repetición y de sobreuso.

Muchos de estos problemas tienen su origen en las asimetrías estructurales del pie y la pierna o en una discrepancia de longitud de las piernas.

Cuadros clínicos como tendinitis o bursitis de la cintilla iliotibial y de la pata de ganso.

El tratamiento incluye

  • Corrección de los defectos de alineación del pie y pierna asociados a crioterapia (frio) y reposo y fisioterapia.
  • Tratamiento mediante la inyección de Factores de Crecimiento Plaquetario (tendinitis rotuliana).
  • Tratamiento quirúrgico con peinado del tendón y aplicación de terminales de radiofrecuencia (tendinosis avanzada).

Se debe de realizar un calentamiento adecuado previo y evitar agravar el problema corriendo en pendiente. Es necesario que los ciclistas y corredores estiren las piernas. Los corredores deben de alternar el sentido de la carrera en pista.

 

Apofisitis de tracción
Enfermedad de Osgood-Schlatter

El principal síntoma es una hinchazón dolorosa a nivel de la pierna debajo de la rótula. Los síntomas ocurren en una o ambas piernas.

Se trata de una enfermedad que consiste en una alteración del cartílago de crecimiento de la tibia como consecuencia de la realización de gestos de repetición. El paciente refiere dolor en cara anterior de la rodilla.

Se presenta con cierta frecuencia en adolescentes que juegan fútbol, baloncesto y voleibol, al igual que aquéllos que practican gimnasia. Afecta más a los hombres que a las mujeres.

Las radiografías se usan muy poco, a menos que el médico quiera descartar otras causas del dolor.

La enfermedad de Osgood-Schlatter casi siempre desaparecerá de manera espontánea una vez que el niño deje de crecer.

El tratamiento consiste en:

  • Descanso y disminución/suspención de la actividad cuando el niño tenga síntomas.
  • Aplicación de hielo sobre el área tres veces al día.
  • Ibuprofeno u otros antiinflamatorios no esteroides (AINES) o paracetamol.

A los adolescentes se les debe permitir participar en deportes si la actividad no causa demasiada molestia. Sin embargo, los síntomas mejorarán más rápido si la actividad se mantiene al mínimo. Algunas veces, un niño necesitará tomar un descanso de la mayoría o de todos los deportes durante dos o más meses.

La mayoría de los casos mejoran de forma espontánea después de algunas semanas o meses y finalmente desaparecen una vez que el niño completa su crecimiento.

Los ejercicios de estitramiento, tanto antes como después del ejercicio, pueden disminuir la probabilidad de la aparición.

 

Lesiones de cartílago/osteocondrales. Osteocondritis disecante

Consiste en la separación de cartílago articular con su correspondiente hueso subcondral. Afecta a diversas articulaciones pero es más frecuente en la rodilla. Se considera la causa más frecuente de presencia de cuerpos libres intraarticulares.

Tratamiento conservador:

En menores de 12 años y con fragmento no completamente desprendido. Es habitual que cure de forma espontánea.

Tratamiento quirúrgico:
  • Estabilización mediante sistemas de fijación reabsorbibles.
  • Vía artroscópica o abierta, mediante la aplicación de matriz colagénica con injerto de cresta ilíaca, mosaicoplastia (cilindros de cartílago y hueso del propio paciente), o técnica de Pridie (perforaciones).
  • Tratamiento con injerto de condrocitos

ARTROSIS DE RODILLA

La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones. Se presenta una pérdida del cartílago articular y la deformación de la articulación afectada. Existen factores desencadenantes, como un traumatismo importante, y factores que aceleran la progresión de la artrosis, como la inestabilidad o la sobrecarga mecánica de la articulación afectada.

También existe una predisposición genética a padecer la enfermedad. Las articulaciones más afectadas son la rodilla, la cadera, las articulaciones de las manos y la columna vertebral cervical y lumbar.

Artrosis de rodilla

Una vez empieza el proceso degenerativo de una articulación es difícil de frenar, por eso a medida que se envejece la proporción de pacientes con artrosis aumenta. La artrosis también puede presentarse en pacientes jóvenes que han sufrido accidentes previos, intervenciones quirúrgicas o que presentan afectación secundaria a una enfermedad reumática.

Aproximadamente un 10% de la población española sufre artrosis de rodilla (gonartrosis) sintomática, que se caracteriza por el dolor en relación con la actividad, al estar de pie y caminar, al subir a bajar escaleras. Además pueden existir derrame articular, crujidos y pérdida de fuerza en la pierna.

En los primeros estadios no se le presta a veces el suficiente interés. Sin embargo, es en esta fase, en la que las medidas higiénicas y conservadoras pueden ralentizar la progresión de la enfermedad. Los consejos pasan inevitablemente por la modificación de la actividad. Se desaconsejan deportes de contacto, carrera, salto y giro. El ejercicio en piscina, la musculación y la bicicleta son muy recomendables para mantener la movilidad y la fuerza. Además ayudan a mantener el peso adecuado, porque como es lógico el exceso de peso empeorará los síntomas y el pronóstico.

Se pueden realizar infiltraciones con Ácido Hialurónico. La viscosuplementación, consiste en realizar infiltraciones con ácido hialurónico que actua como un líquido sinovial artificial que nutre el cartílago y mejora el deslizamiento de las superficies articulares.

La terapia con Factores de Crecimiento Derivados de las Plaquetas (Plasma Rico en Plaquetas o PRP) podría ofrecer una mejora parcial y temporal de los síntomas en estadios iniciales de la enfermedad, pero nunca una curación de la enfermedad.

En pacientes jóvenes en los que la artrosis solamente afecta a una parte de la articulación, habitualmente la interna, se puede indicar la realización de una intervención quirúrgica llamada osteotomía de tibia que consiste en realizar un corte en el hueso para modificar su ángulo de carga de modo que se redistribuya de una forma menos lesiva para la articulación.

En los casos de artrosis medial con buena estabilidad de los ligamentos, puede implantarse una prótesis parcial que solamente sustituya la parte interna de la rodilla (artroplastia con prótesis unicompartimental).

En la mayoría de los pacientes con artrosis severa y generalizada de la rodilla la solución es la implantación de una prótesis total.

Prótesis rodilla
Prótesis rodilla
Prótesis rodilla

 

El momento de la cirugía casi siempre lo escoge el paciente bajo el consejo del cirujano ortopédico.
Se recomienda la implantación de una prótesis de rodilla cuando el paciente sufre un dolor severo que le dificulta y limita las actividades cotidianas y presenta una deformidad progresiva, además de que no mejora con tratamiento conservador (analgésicos, rehabilitación).

La mayoría de los pacientes se operan entre los 65 y los 80 años de edad pero cada caso debe ser valorado  individualmente por el cirujano y por el anestesista. Más del 80 % de los pacientes consiguen una mejoría del dolor y mejoría significativa en las actividades cotidianas.

QUISTE DE BAKER O POPLITEO

El quiste de Baker consiste en una tumoración o bulto en la parte posterior de la rodilla, llamada hueco poplíteo, por lo que también se denomina quiste poplíteo.

Se trata de una colección encapsulada de líquido sinovial en la región postero medial de la rodilla, de tamaño muy variable.

Es un hallazgo frecuente en los estudios con resonancia magnética, pero en la mayoría de los casos carece de relevancia clínica.

Quiste de Baker

Muchos de los quistes se forman por la fuga de líquido sinovial desde la rodilla hacia la parte posterior de la rodilla, provocándose la acumulación y aumento de tamaño progresivo del quiste de Baker. La causa puede ser una rotura meniscal y de la cápsula posterior de la articulación de la rodilla. También son comunes en enfermedades reumáticas como la artritis reumatoidea.

Cuando el tamaño del quiste es importante, puede constituir un motivo de preocupación y consulta para el paciente. En ningún caso debe preocupar un quiste de pequeño tamaño y asintomático que haya sido diagnosticado casualmente en una resonancia o ecografía. De cualquier modo se debe consultar con el Especialista para confirmar el diagnóstico.

Tras descartar otras posibles causas patología de la rodilla, se recomienda un tratamiento conservador, que consiste en disminución de la actividad física, aplicación de frio local, utilización de medias elásticas y uso de medicamentos antiinflamatorios.

Si las molestias son significativas y no existe mejoría o es recidivante, se puede plantear como siguiente opción la punción del quiste bajo anestesia local y la aspiración del contenido del mismo, además de infiltración que favorezca la resolución del cuadro. Si la mejorís no es completa o suficiente, este procedimiento se puede repetir.
Solamente en casos de quistes grandes y sintomáticos que no se solucionen con medidas conservadoras se intervienen.

En ocasiones, pacientes con el diagnóstico de quiste de Baker, presentan un dolor brusco con posterior disminución del tamaño del mismo, pero desarrollo de una gran tumefacción y dolor en la pantorrilla. El cuadro corresponde a la rotura espontánea o postraumática del quiste de Baker, también llamada pseudotromboflebitis, y simplemente requiere extremar las medidas analgésicas, antiinflamatorias y vigilar que no exista ninguna complicación debido al gran edema en la pantorilla.

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