Pelvis

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Pubalgia

El origen del cuadro de la pubalgia no está muy claro aunque puede presentarse por un traumatismo agudo o por microtraumatismos reiterados que mantienen una lesión crónica.

Hay autores que consideran que la pubalgia aparece como un desequilibrio mecánico muscular entre los aductores (pelvis) fuertes e hipertónicos por una parte, y los músculos anchos (abdomen) demasiados débiles por otra. De este modo, los métodos quirúrgicos que se han descrito para el tratamiento son numerosos y algunos actúan sobre los músculos aductores, otros sobre los músculos anchos del abdomen y otros combinan los dos métodos anteriores.

Pubalgia

El diagnóstico de pubalgia o osteopatía dinámica de pubis es fundamentalmente clínico y puede ser complejo. Se debe de establecer solamente tras haber descartado otras patologías locorregionales de la región sinfisal. Puede afectar a los músculos aductores, los músculos anchos y rectos del abdomen o el orificio inguinal.

Resulta importante distinguir las afecciones de las inserciones tendinosas regionales (tendinitis de aductores,..) de la pubalgia verdadera.

Pelé 1960

En el caso de las tendinitis (inserciones tendinosas), si el tratamiento médico que socia reposo, antiinflamatorios, fisioterapia y kinesiterapia, permite la curación en la mayoría de los casos.; el tratamiento quirúrgico está indicado en pocas ocasiones.

En cambio la pubalgia verdadera, no se cura generalmente con tratamiento médico aunque siempre deberá intentarse. No resulta fácil realizar esta distinción porque una tendinitis puede evolucionar hacia una pubalgia verdadera.

Otros diagnósticos a tener en cuenta son:

  • Osteítis del pubis. (proceso inflamatorio en el hueso).
  • Lesiones de la parte abdominal, que en ausencia de hernias evidentes, puede estar debilitada. Se denomina de con diferentes términos como hernia del deportista o hernia oculta en la que el origen del dolor está en esta zona pero no existe saco herniario evidente.
  • Algunas ramas nerviosas que pueden estar comprimidas o inflamadas en algún punto de su trayectoria, originando molestias que pueden ser difícil de distinguir clinicamente.

El tratamiento de la pubalgia es ante todo preventivo y médico.

La cirugía está reservada para pacientes que tras un periodo de rehabilitación de 6 meses a un año no encuentran alivio de sus síntomas. Debe abordarse los tendones aductores y/o la región inguinal abdominal según cada caso. Puede ser necesaria la colocación de una malla de las que se utilizan en las hernias para reforzar la pared abdominal. En los aductores la técnica habitual consiste en una tenotomía (corte) del aductor largo a unos centímetros de su inserción en el pubis.

Vuelta progresiva al ejercicio después de mes y medio o dos meses, necesitándose normalmente 3-4 meses para reanudar el deporte de competición.

Fractura de estrés del sacro

El hueso sacro se localiza entre la columna vertebral y la pelvis. Se articula con la quinta vértebra lumbar superiormente y con los dos huesos ilíacos mediante la articulación sacroilíaca de cada lado. Es un hueso de transmisión de fuerzas ya que al caminar o correr, las fuerzas se transmiten desde la pierna hacia el tronco a través de él. Son fuerzas de cizallamiento en cada apoyo monopodal.

Sacro

Debido a esta ubicación son relativamente frecuentes las fracturas de estrés en las alas sacras, habitualmente en una de ellas, especialmente en corredores de fondo. Se han visto estas fracturas también en pacientes mayores con osteoporosis.

El espectro de presentación es amplio. Como en otras fracturas de estrés, estas lesiones pueden presentarse desde leves sobrecargas óseas hasta auténticas fracturas que incluso pueden ser completas.

Los factores que las favorecen son intrínsecos (alteraciones biomecánicas y de pisada, déficit de vitamina D, amenorrea en mujeres y otros) y extrínsecos (kilometraje total, terreno de entrenamiento, zapatillas, falta de estiramientos, debilidad muscular y otros).

El síntoma principal es el dolor en la región glútea al correr, caminar o estar de pie. A la exploración puede no encontrarse nada anormal, salvo el dolor a la palpación de la zona afectada. La mayoría de las veces el deportista es tratado con fisioterapia de la zona con el diagnóstico erróneo de tendinitis o sobrecarga muscular. Es una lesión extremadamente rara fuera del ámbito deportivo.

Las pruebas complementarias que ayudan a llegar al diagnóstico son la Gammagrafía Ósea o la Resonancia Magnética. Las radiografías simples son casi siempre normales pero conviene realizar una telemetría de los miembros inferiores y/o la columna vertebral, porque discrepancias en la longitud de los miembros (dismetrías) o alteraciones de la columna como la escoliosis pueden ser factores favorecedores de la aparición de la lesión o sus recidivas.

Se debe de realizar un diagnóstico diferencial con una sacroileitis o una fractura de estrés del hueso ilíaco. La primera es frecuente pero el dolor es de tipo más inflamatorio y menos mecánico. La segunda da la misma clínica y se diagnostica y trata de forma similar, pero es mucho menos frecuente.

Generalmente el pronóstico es bueno. Debe evitarse la carrera y el caminar demasiado durante un tiempo variable de unas seis a ocho semanas según cada caso y la evolución.

Debe de iniciarse actividad en descarga como bicicleta y piscina. También es importante hacer una terapia ejercicios de estabilización lumbopélvica.

El tratamiento fisioterápico puede añadir también la magnetoterapia. Si presenta clínicamente buena evolución puede empezarse de forma muy gradual a realizar entrenamientos de carrera a pie. La lesión puede controlarse con nuevos estudios de resonancia magnética.

La mayoría de los deportistas recuperan el nivel previo de entrenamientos en tres o cuatro meses.

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