Los microtraumatismos repetidos en algunos deportes especialmente de raqueta o en algunas actividades cotidianas realizadas con el miembro superior son el desencadenante de un cuadro doloroso que habitualmente se cronifica durante varios meses o incluso años.
Otras causas de dolor en la región lateral del codo y con las que debemos realizar el diagnóstico diferencial serían:
En los deportistas, un periodo de descanso o una modificación de la técnica de juego defectuosa, pueden permitir que el trastorno mejore. En los trabajadores manuales la evitación de la actividad puede aliviar pero esto no siempre es posible.
Inicialmente se opta por la realización de reposo articular y aplicar medidas conservadoras como tratamiento fisioterápico colocación de cinchas u ondas de choque extracorpóreas.
La mejoría suele ser lenta y si no se trata, el proceso se hace crónico. Cuando esto ocurre podemos plantear otras alternativas terapeúticas. Las infiltraciones con un corticoide son una opción cuando existe mucho dolor, pero no deben repetirse si no tienen efecto y nunca más de tres veces. Las inyecciones con Plasma Rico en Plaquetas (PRP) pueden favorecer la regeneración de la zona, y existen estudios que demuestran mejores resultados a largo plazo que con los corticoides.
Cuando el origen del dolor es típico y no existe patología intraarticular concurrente, podemos realizar un tratamiento mínimamente invasivo que consiste en perforar la zona degenerada o cicatricial con un terminal de radiofrecuencia.
Como en el resto de las tendinopatías, los programas de ejercicios son la alternativa con mayor potencial.
Los programas de ejercicios que se han propuesto en epicondilitis son muy variados e incluyen ejercicios de estiramiento, combinación de ejercicios concéntricos y estiramientos y ejercicios excéntricos.
En el deportista, con frecuencia es importante prestar atención a la técnica y el equipamiento.
En la epicondilitis relacionada con el tenis, se recomienda en primer lugar mejorar los defectos en la forma de golpear la pelota y, si no es suficiente, introducir cambios en la mecánica del golpe (utilizar el revés a dos manos, disminuir la fuerza en la empuñadura, etc..).
También se ha sugerido la utilidad de modificar el equipamiento: raquetas con marcos más grandes, medir correctamente el diámetro de la empuñadura, materiales que produzcan poca vibración, encordado menos tenso, jugar sobre superficies blandas, etc…una prueba indirecta de la importancia de estos factores es que la epicondilitis es muy frecuente en tenistas aficionados, pero excepcional entre los deportistas de élite.
En los casos resistentes, cuando han fracasado todas las determinaciones conservadoras, puede considerarse una exploración del segundo radial (tendón) y extirpación de tejido fibroso (tejido angiofibroblástico).
El dolor en la cara medial del codo ocurre con menos frecuencia que el codo de tenis y se debe a sobreesfuerzos de los músculos flexores de antebrazo o de un traumatismo repetido forzando el valgo en los atletas de lanzamiento.
Este problema se observa sobre todo en pacientes que practican deportes de raqueta como el tenis, squash o paddle o también en el deporte del golf, en los cuales el golpe del antebrazo crea una tensión excesiva en las estructuras mediales del codo. Estas actividades son fundamentalmente el saque y el golpe de revés.
Los pacientes con epicondilitis medial refieren dolor en la región medial de codo que se irradia a los músculos de antebrazo; también podrían referir pérdida de fuerza de prensión. El tratamiento conservador sigue los mismos principios que en la epicondilitis lateral.